El suelo ideal para el cultivo de pistachos debe ser bien drenado, con un pH entre 6 y 8, y con una buena cantidad de materia orgánica. También es importante que el suelo tenga un buen suministro de nutrientes, especialmente de nitrógeno, fósforo y potasio. Además, los pistachos prefieren suelos arenosos o arcillosos ligeros, con un buen suministro de agua.
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