El agua de lluvia se puede aprovechar en los cultivos españoles mediante la construcción de sistemas de recolección de agua de lluvia, como cisternas y embalses. Esta agua recolectada puede luego ser utilizada para riego y para otros usos en la finca. El agua de riego también se utiliza en los cultivos españoles, ya sea mediante el uso de sistemas de riego por goteo, aspersión o inundación. Los agricultores también pueden utilizar agua de riego recolectada en embalses o acueductos para regar sus cultivos.
España es un país con un clima mediterráneo, lo que significa que tiene veranos calientes y secos y inviernos suaves y húmedos. Esto puede hacer que sea difícil cultivar ciertas cosechas debido a la falta de agua durante los veranos. Sin embargo, los agricultores españoles han desarrollado varias técnicas para aprovechar al máximo el agua disponible.
Entre las técnicas utilizadas están la agricultura de conservación, que busca reducir la pérdida de agua debido a la erosión del suelo y la compactación, y la agricultura de precisión, que utiliza tecnología para medir y controlar el riego de manera precisa.
Además, España ha construido una gran cantidad de infraestructura para recolectar y almacenar el agua de lluvia y de riego. Se cuentan con miles de embalses y presas para almacenar agua, así como una extensa red de acueductos y canales para transportar el agua desde los embalses a las zonas de cultivo.
En general, los agricultores españoles utilizan una combinación de técnicas y tecnologías para aprovechar al máximo el agua disponible y cultivar una variedad de cosechas en un ambiente de sequía.